La primera mitad del siglo 20 fue un momento clave para el desarrollo industrial, cultural, económico y hasta deportivo en Medellín, ya que pasó de ser un pueblo a una importante urbe. Esto trajo consigo un orden de comportamiento que se manifestó en la ropa y las actitudes de la gente.
Al respecto, Willians Cruz Bermeo uno de los académicos que con más rigor ha estudiado el fenómeno de la moda en Medellín en los últimos 10 años, luego de una rigurosa investigación basándose en la antropología, sociología y la historia nos refiere que en las últimas cinco décadas el proceso de industrialización, cimentado en políticas proteccionistas, incorporaron altos aranceles a productos extranjeros, lo cual permitió la consolidación de la industria textil de Antioquia.
Así pues, se observa una amplia participación femenina, no solo en la industria textil, sino como mujeres empresarias de la moda, lo cual es muy interesante, ya que por lo general se les tiene y asume como consumidoras pasivas de la moda o como mujeres explotadas por una industria textil un tanto voraz. En la actualidad, la participación femenina en la industria textil sigue siendo fuerte, por su notable desempeño en todas las áreas: desde el desarrollo de productos hasta la gestión de empresas. Estas mujeres han contribuido a una mayor visibilidad y reconocimiento de la moda.
En los años 50, la prosperidad de la industria textil fue un factor decisivo para que se empezaran a configurar algunos elementos precursores de un sistema de moda: fotógrafos, modelos reconocidas y reconocidos, mujeres, hombres y niños que se podían emplear en el oficio de ser modelos, secundado por todo un aparataje de publicidad conectado directamente con el tema de la industria textil, como es el caso de COLTEJER y FABRICATO, las cuales fueron empresas que echaron mano a la publicidad y que a través de esta contribuyeron también en hacer de Medellín una ciudad referente de moda para el resto de Colombia.
En los últimos años la moda ha estado en el centro de la atención de los medios de comunicación. Se ha convertido en una industria de entretenimiento en la que los consumidores están constantemente expuestos a tendencias, estilos y comportamientos que cambian con rapidez. El entretenimiento y cierto nivel de banalidad van de la mano con la moda. Las tendencias de la moda son cada vez más rápidas y la gente quiere estar al día con lo que se lleva. Esto hace que el entretenimiento sea una parte clave para mantener la atención de los consumidores.
Las marcas de moda utilizan la televisión, el cine, la música, la publicidad y otros medios para promover sus productos y dar a conocer las últimas tendencias. Esto contribuye a que los consumidores estén motivados a comprar la ropa y los accesorios constantemente. Sin embargo, el entretenimiento y el nivel de banalidad en la moda no deben ser el único foco de atención. La moda también debe tener sentido. Las marcas de moda deben ofrecer productos de calidad y con propósito. Deben entender los deseos y las necesidades de sus clientes y responder de manera adecuada a las últimas tendencias.
El objetivo debe ser ofrecer productos con los que los consumidores se sientan cómodos y satisfechos. La moda no sólo se trata de lo que usamos, sino también de cómo nos sentimos al usarlo. Por eso, también es importante destacar aquellas personas que pueden interpretar y analizar la moda desde una perspectiva más profunda y crítica. Estas personas pueden aportar un valor añadido a la moda, mostrando que hay un sentido detrás de todo lo que está de moda.
En conclusión, el entretenimiento y cierto nivel de banalidad en la moda es importante para mantener la atención de los consumidores, pero también es importante que las marcas ofrezcan productos con propósito. Además, hay que destacar la importancia de las personas que interpretan y analizan la moda desde una perspectiva más profunda y crítica. Estas personas pueden aportar un valor añadido a la moda y ayudar a que los consumidores compren productos con los que se sientan cómodos y satisfechos. Esa es parte de la filosofía de ESTAMPA MEDELLÍN.
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